Parece lógico entonces que al grabar a 24bit y 96khza se consigan mejores resultados que con 16bit y 44.1khz, pero ¿es realmente necesaria tanta precisión? Según Nyquist, muestrear a 96 khz significa que se pueden grabar frecuencias de hasta 48khz. A lo mejor piensan que eso esta muy bien si grabamos música para perros, pero que esas frecuencias tan altas no van a escucharlas los humanos.
No obstante, mucha gente opina que esas frecuencias tienen una influencia sutil sobre otras que se encuentran dentro del rango audible, y que la única forma de representar fielmente el sonido es grabándolas como las otras. También hay quien defiende que la grabación de estas frecuencias inaudibles no sirve de nada, y como la mayoría de los sistemas digitales poseen un filtro paso bajo ajustado a 20Khz, grabar frecuencias que luego van a desaparecer es en un gasto de energía innecesario.
Una grabación a 24 bits es totalmente distinta –y mejor!- de una a 16 bits y de igual manera, incrementar la frecuencia de muestreo nos elimina los problemas de “aliasing” que pueden llevar a defectos en nuestro apreciable audio digital.
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